lunes, 23 de marzo de 2020


Educación-Hegemonía-Resistencia y Autonomía

Noviembre de 2010.

INTRODUCCIÓN.
Con la finalidad de profundizar en la comprensión teórica de la temática abordada en el proyecto de investigación propuesto en el marco de la Maestría en Educación: Campo Desarrollo Curricular que pregunta por las formas y consecuencias de la confrontación o articulación de los saberes y estilos de aprendizaje de los niños y niñas mayas yucatecos con los saberes y estilos de enseñanza propuestos por la educación nacional, es que se realiza el presente trabajo cuyo objetivo es reflexionar sobre la temática aludida utilizando los elementos conceptuales propuestos por la teoría de la reproducción y de la resistencia.
Para lograr dicho objetivo se han seleccionado los textos de Antonio Gramsci (1891-1937), Henry Giroux (1943-) y Bourdieu (1930-2002), incorporando a otros autores que de igual forma discuten los temas vinculados con la noción de poder, hegemonía, violencia simbólica y resistencia, con lo cual se pretende esclarecer y profundizar en el corpus conceptual señalado.
Plantear el tema de la probable confrontación entre los saberes y estilos de aprendizaje de los niños mayas y los saberes nacionales y “universales” no es algo nuevo, de hecho, los Lineamientos Generales de Educación Intercultural Bilingüe contempla “la incorporación de contenidos culturales de los pueblos indígenas junto a los contenidos nacionales y ‘universales’” (SEP, ). Lo que se pretende en esta investigación es describir la forma concreta en la que los maestros, en su práctica docente cotidiana, efectivizan estos lineamientos, así como las formas específicas que adopta, al interior del aula, este encuentro de naturaleza cultural. El propósito final es contribuir al debate actual que se mantiene en torno a las características que debe adoptar la educación indígena intercultural.
El trabajo se encuentra estructurado de manera que inicialmente se abordan los contenidos teóricos considerados como pertinentes para esclarecer y profundizar en la temática investigativa propuesta, de esa manera el primer apartado trata sobre los aportes que la teoría Gramsciana ofrece a partir de la consideración del concepto de hegemonía, intelectuales y aparatos de hegemonía; en el segundo apartado se abordan los planteamientos de la teoría de la reproducción a partir de algunas proposiciones contenidas en el trabajo sobre violencia simbólica de Bourdieu y Passeron (2001) y finalmente nos acercamos a la teoría de la resistencia, en donde se incluyen autores que han trabajado sobre el tema, principalmente a Henry Giroux. Se finaliza con el cruce teórico con el planteamiento temático de investigación tratando de llegar a nuevas determinaciones de orden empírico con la finalidad de que iluminen el proceso de trabajo investigativo.

I.- Gramsci y la hegemonía en los procesos educativos.
De Gramsci se retoma fundamentalmente el concepto de hegemonía, concepto que se encuentra vinculado con el tema de la reproducción del sistema capitalista, desarrollado en la medida que explica la permanencia de la supremacía de la burguesía, no sólo como resultado de la existencia de un aparato coercitivo sino también, a decir de Thwaites, porque:
[…] mantiene su poder mediante una compleja red de instituciones y organismos que en el seno de la sociedad civil que, además de organizar/expresar su propia unidad como clase, organizan el consenso de las clases subalternas, para la reproducción del sistema de dominación (Thwaites, 1994).
Lo que interesa en este punto es destacar la idea del consenso en grupos o clases sociales que se encuentran subordinadas; su presencia se explica por la interiorización de la concepción del mundo propia de los grupos dominantes. Forma mediante la que la clase o grupo dominante, explica Gramsci, “asegura la dirección ideológica y política de los grupos o clases subordinadas” (Busi-Glucksmann, 1978: 227). Las clases sociales, dominadas o subordinadas, participan de una concepción del mundo que les es impuesta, situación que permite la legitimación y aceptación de la dirección moral y política de los grupos dominantes.
Es conveniente mencionar que en la teoría Gramsciana de hegemonía se encuentra también el concepto de aparatos de hegemonía que a decir de Busi-Gluksmann “califica y precisa el concepto de hegemonía” (1978: 66); los aparatos de hegemonía, de acuerdo a esta autora, se definen como:
…conjunto de complejo de instituciones, de ideologías, de prácticas y de agentes (entre los que encontramos a los intelectuales) […] una hegemonía se unifica solamente como aparato, por referencia a la clase que se constituye en y por la mediación de múltiples subsistemas: aparato escolar (de la escuela a la universidad) aparato cultural (de los museos a las bibliotecas) organización de la información, del marco de vida, etc. (idem)
Finalmente, propondríamos a modo de definición orientadora de hegemonía, como aquella que ofrece “[…] la posibilidad de imponer al conjunto de la población, los contenidos culturales, la visión del mundo, propia del sector social dominante […] (Tedesco, 2009, citado por Tennti Fanfani, 2003)
Con la finalidad de encausar la reflexión, se puede decir que lo que interesa de la propuesta de Gramsci es precisamente reconocer que en la sociedad capitalista contemporánea, formada no sólo por clases sociales, sino también por grupos sociales de origen mesoamericano, con identidades y cultura propia diametralmente diferentes a las de los grupos dominantes. Al pensar en términos de hegemonía de una clase sobre los demás grupos sociales que conforman determinada formación social, no encontramos con procesos de imposición cultural o de sistema de significaciones, detrás de los cuales se abren otros procesos como son los de homogeneización, etnocidio, asimilación cultural, entre otros.
También tenemos el concepto de aparato de hegemonía, entre los que se encuentra el sistema escolar, pensado como la institución que, junto con sus intelectuales, en sentido gramsciano (los maestros), tiene la función de reproducir hegemonía a través del sistema educativo, dentro de los cuales el currículum es la forma concreta en la que se condensan, a través de los contenidos y visión del mundo que le subyace, los elementos culturales y de significado que la clase dominante considera necesarios para continuar la reproducción ampliada de sistema capitalista.
En este sentido, Portanteiro (1988) resume en cuatro aspectos las implicaciones que en el campo de la pedagogía tiene la teoría de la hegemonía de Gramsci, estos aspectos son: 1) la hegemonía como relación educativa; 2) los intelectuales como organizadores de la hegemonía; 3) la educación como proceso formativo del “conformismo social”; 4) el “americanismo” como nueva civilización (Portanteiro, 1988:1), obviamente son los tres primeros aspectos los que nos interesan.
La hegemonía como relación educativa se plantea en sus dimensiones pedagógicas, en cuanto hegemonía se caracteriza como consenso, transmisión cultural de la forma de ver y clasificar el mundo de las clases o grupos dominantes, con la agravante de que en la misma asimilación se encuentra presente el proceso de fetichización, tal y como Marx lo define.
Los intelectuales organizadores de la hegemonía, definiéndose como intelectual no solamente esas capas sociales a las que llamamos tradicionalmente intelectuales, sino en general, “…toda la masa social que ejerce funciones de organización en el sentido más amplio, ya sea en dominio de la producción, de la cultura o de la administración pública” (Gramsci citado por Buci-Gluksmann, 1978:44). En este sentido, se debe de hablar de los maestros como intelectuales que se encargan de efectivizar o poner en acción las selecciones culturales realizadas por los grupos socialmente dominantes, es decir, de transmitir la visión de los clases sociales dominantes, entendida esta como la legítima y valida, a través de la cual se crea el consenso.
En la medida de que la educación tiene como función formar a las nuevas generaciones transmitiéndoles la cultura de las clases dominantes, la percepción de las relaciones sociales existente como si fuesen naturales, cosificadas o fetichizadas, recurriendo de nueva cuenta a la terminología marxista, legitimando  y dando la apariencia de la “conformidad social”.
El último aspecto que quiero abordar en relación a la teoría de la hegemonía de Gramsci es insistir que esta es parte de una más amplia que tiene que ver –como al principio se mencionó- con la comprensión de las formas de dominación y reproducción del capitalismo, que a su vez corresponde al análisis de la cuestión ampliada del Estado, de la dominación a través de la coerción y el consenso. En este sentido, se habla de las condiciones bajo las cuales se auto-reproduce; aunque el objetivo de Gramsci es en primer lugar descubrir la lógica de tal reproducción y a partir de ella impulsar las acciones viables en la transformación social. Es decir, el análisis es político y vinculado a la práctica inmediata, a la transformación y al diseño de actos contrahegemónicos, en ese sentido antagónicos en cuanto se confronta y opone otra concepción del mundo (Ver Modonesi)
De acuerdo al plan del trabajo más adelante se abordará el análisis del tema de investigación destacando los aportes epistemológicos que la teoría gramsciana ofrece al estudio de los saberes y estilos de aprendizajes locales al confrontarse con los saberes y estilos de enseñanza propiamente occidentales.

II.- Los fundamentos de la teoría de la violencia simbólica y la colonialidad del conocimiento. (Acercamiento a Bourdieu y el pensamiento decolonial)
Acercarme a la teoría de la violencia simbólica de Bourdieu para comprender con mayor profundidad los procesos y determinaciones que se encuentran presentes en la temática de mi proyecto de investigación es un verdadero reto, pero de igual forma es enriquecedor en la medida que amplía los horizontes analíticos derivados de ella. Por tal razón, antes de iniciar el cruce de los conceptos propios del marco conceptual de la violencia simbólica con el tema de investigación, es necesario abordar algunos aspectos de dicha teoría, aquellas que me parecen adecuadas para el análisis.




La noción de violencia simbólica en Bouerdieu y Passeron.
La propuesta teórica de Bourdieu vincula de manera directa poder, relación de fuerzas existentes entre los distintos grupos y clases que se encuentran en determinada formación social, el concepto de violencia simbólica, habitus y finalmente reproducción, vinculado al final con procesos pedagógicos.
 Fernández (2005) informa que la noción de violencia simbólica permite explicar “… fenómenos aparentemente tan diferentes como la dominación personal en sociedades tradicionales o la dominación de clase en las sociedades avanzadas, las relaciones de dominación entre naciones (como en el imperialismo o el colonialismo) o la dominación masculina tanto en las sociedades primitivas como modernas”.
Violencia simbólica puede ser definido como “poder que logra imponer significaciones e imponerlas como legitimas disimulando las relaciones de fuerza propias en que se fundamenta su propia fuerza, añadiendo su propia fuerza, es decir, propiamente simbólica” (Bourdieu, 1970: 44)
Fernández citando a Foucault menciona:
“el poder no se posee, funciona; no es una propiedad, ni una cosa, por lo cual no se puede aprehender ni conquistar; no se conquista, sino que es una estrategia. Tampoco es unívoco, ni es siempre igual ni se ejerce siempre de la misma manera, ni tiene continuidad; el poder es una red imbricada de relaciones estratégicas complejas, las cuales hay que seguir al detalle (microfísica). (Foucault, 1984:36).

Continua:
El poder produce positivamente sujetos, discursos, saberes, verdades, realidades que penetran todos los nexos sociales, razón por la cual no está localizado, sino en multiplicidad de redes de poder en constante transformación, las cuales se conectan e interrelacionan entre las diferentes estrategias”. (Giraldo, 2006)

Entonces, identificando el contenido del poder de la violencia simbólica, Giraldo comenta que Bourdieu emplea el término «poder simbólico» para referirse

…no tanto a un tipo específico de poder, sino más bien a un aspecto de la mayoría de las diversas formas de poder que se despliegan rutinariamente en la vida social y que rara vez se manifiestan abiertamente como fuerza física. El poder simbólico es un poder «invisible», que no es reconocido como tal, sino como algo legítimo, presupone cierta complicidad activa por parte de quienes están sometidos a él, requiere como condición de su éxito que éstos crean en su legitimidad y en la de quienes lo ejercen (idem).

De esta manera, la proposición general inicial acerca de la violencia simbólica, en tanto imposición de significados por parte de una clase o grupo social dominante en el marco de determinada situación de fuerzas (Bourdieu, 1978: 46) permite comprender la presencia de relaciones de poder y de selección “arbitraria” de determinados significados que en el campo de la educación nos lleva a pensar que estos significados se condensan en el currículum propuesto por el sistema educativo. De esa manera, los significados seleccionados e impuestos corresponden a los que el grupo dominante, debido a su situación en la correlación de fuerzas para determinada formación social, considera los adecuados para garantizar la reproducción del estado de las relaciones de fuerza.

En Bourdieu encontramos que la violencia simbólica en el ámbito escolar se convierte en acción pedagógica (AP) cuya función es

“…reproducir la cultura dominante, contribuyendo así, a reproducir la estructura de las relaciones de fuerza, en una formación social en la que el sistema de enseñanza dominante tiende a reservarse el monopolio de la violencia simbólica.” (Bourdieu, 1978:46)

La acción pedagógica, menciona el autor comentado, tiene como “condición de instauración una relación de comunicación pedagógica” (Bourdieu, op. Cit.)
De las anteriores consideraciones se pueden destacar tres grandes aspectos que más adelante retomaremos para establecer nuevas determinaciones en relación a la temática investigativa.
1.           El carácter impositivo de la violencia simbólica, y de manera específica la acción pedagógica que las clases o grupos dominantes realizan sobre las clases o grupos subordinados.
2.           La presencia de determinadas relaciones de poder, expresadas en el tipo de relación de fuerza que mantienen los grupos dominantes y los subordinados que, desde mi opinión, abre la posibilidad de vincular las relaciones de poder con las de resistencia, y las acciones contrahegemónicas, con lo cual estaremos tendiendo un puente con los postulados de la teoría gramsciana y con la teoría de la resistencia, acudiendo al postulado foucaltiano de que “donde hay poder hay resistencia” y de paso, con la teoría antagonista de Maximo Modonesi.
3.           Por otro lado, en esta relación de selección y de imposición de determinado sistema de significados propios del grupo dominante; implícitamente, se encuentra la idea de la subordinación de los sistemas de significados de los grupos subalternos quienes son receptores de la acción pedagógica. Por consiguiente, de legitimación de la supremacía de estos mismos sistemas de significados en detrimento de los sistemas de significados propios de los grupos subordinados.
4.           Y finalmente comprender que la acción simbólica del grupo dominante opera de manera que “obscurece” las relaciones de poder y subordinación en las que se encuentran los grupos dominados y en los mismos grupos dominantes, hay pues una especie de fetichización o cosificación de la situación de fuerza que ubica a uno de los grupos como dominante y coloca a los grupos subordinados en situación de reconocer como verdaderos y legítimos el sistema de significados impuesto e interpretar la realidad y actuar en función de tal sistema de disposiciones (parafraseando a Bourdieu), es decir: de determinado habitus propio de la formación social sustentada en determinadas relaciones de fuerza.
Las anteriores aseveraciones, Bourdieu las resume en la siguiente proposición:

“en una formación social determinada, la arbitrariedad cultural que las relaciones de fuerza entre las clases o los grupos constitutivos de esta formación social colocan en posición dominante en el sistema de arbitrariedades culturales es aquella que expresa más completamente, aunque casi siempre de forma mediata, los intereses objetivos (materiales y simbólicos) de los grupos o clases dominantes. (Bouerdieu, 1978: 49)

Antes de pasar a la consideración de la teoría de la resistencia al interior de las escuelas considero necesario iniciar el análisis de la temática investigativa del proyecto de investigación propuesto.

III.- Estilos de aprendizaje culturalmente configurados y saberes locales y su relación con las prácticas escolares
Como punto de partida en la reflexión que a continuación se expone es necesario explicitar los supuestos de partida en los que se sustenta la temática investigativa.
1.- Que los Planes y Programas de estudio para la educación básica del sistema educativo nacional, se constituyen a partir de la selección de contenidos que se hace desde la cultura nacional, es decir, para utilizar la terminología de Bourdieu, son sistemas de significados seleccionados de manera arbitraria por la cultura nacional dominante, que desde una perspectiva étnica corresponden a la cultura mestiza-occidentalo céntrica (Grosfoguel, Walachs y otros de la corriente Decolonial) dominante en el marco de histórico de la formación social mexicana, en detrimento de los sistemas de significados de los grupos sociales de origen mesoamericano.
2.- Por consiguiente, la comunicación pedagógica establecida en este marco tiene como función la imposición de una forma de ver el mundo (cosmovisión) y de una epistemología distinta a la que caracterizan a los grupos sociales originarios, sustentados en una relación de fuerza construida históricamente, legitimando determinados tipos de conocimientos, considerándolos como verdaderos y privilegiando determinado tipo de quehacer epistemológico sustentado en la racionalidad de tradición occidental (Santos, Escobar y todos los decolonialistas). Es decir, es reconocer la “… simultaneidad epistémica, esto es, la coexistencia en el tiempo y el espacio de diferentes formas de producir conocimientos…” (Castro-Gómez y Ramón Grosfoguel, 2005)
3.- En esta medida, se reconoce que los grupos sociales de origen mesoamericano en tanto detentadores de culturas distintas a la occidental, poseen saberes que difieren del conocimiento racionalista de tradición occidental y que en los procesos educativos formales son excluidos por no considerárseles “científicos” y “objetivos”.

De los saberes y estilos de aprendizaje de los pueblos originarios.
La noción de violencia simbólica y de acción pedagógica relacionada con el sistema educativo mexicano, y de manera específica con la educación pensada y diseñada para los pueblos indígenas, permite visualizar la lógica presente en dichos sistemas, esto es, una educación que pese al discurso oficial y los acuerdos internacionales suscritos por el Estado, la educación escolar mantiene las características de una acción pedagógica cuya finalidad última, para el caso de la educación intercultural bilingüe, es domesticar o mediatizar la creciente demanda del reconocimiento de la diversidad étnica presente en la nación mexicana. Reconocer la diversidad cultural sin perder la hegemonía, tal parece ser la divisa.
En tanto imposición de significados, con la selección de conocimientos y epistemologías propias de tradición occidental, considerados bajo la idea de acción pedagógica, el Estado mantiene lo que autores como Castro Gómez (2005), Lander (2000) denominan colonialismo en el saber, es decir, la trasmisión de saberes y epistemologías derivadas del racionalidad occidental, excluyendo y descalificando los saberes y epistemologías sustentados en los sistemas de significados propios de las culturas locales.
La acción pedagógica derivada de las relaciones de fuerza desfavorables para los grupos indígenas se encuentra fortalecida por la autoridad pedagógica conferida al grupo de especialistas o intelectuales (maestros) que se encargan de concretar el curriculum nacional, claro está, incluyendo en los maestros la presencia de un habitus[1] que puede dar paso al denominado currículum oculto.

Bajo las anteriores consideraciones, se piensa que la propuesta de acción simbólica da luz para entender el proceso de imposición y de exclusión de saberes y estilos de aprendizajes culturalmente definidos.

De la acción pedagógica primaria y secundaria.
Bourdieu sostiene que el trabajo pedagógico derivado de la acción pedagógica impositiva tiende a la reproducción del habitus propio de las estructuras más generales de determinada formación social, este es trabajo pedagógico secundario que tiende a modificar el habitus primario, es decir la modificación de los sistemas de disposición interiorizados por los sujetos en los ámbitos familiares y comunitarios. En este punto se abre una contradicción en tanto se manifiestan relaciones de poder y por consiguiente de resistencia o contrapoder. Es lo que sucede al interior de las aulas en donde la resistencia u oposición a la imposición de saberes y modelos epistémicos puede expresarse de distintas formas (ver Jiménez Naranjo y los espacios de interacción al interior del aula)
La acción pedagógica instrumentadas por los especialistas (detentadores de determinada autoridad pedagógica legitima) instrumenta “… técnicas de desculturación y re-culturación a las que debe recurrir el trabajo pedagógico dirigido a producir un habitus tan parecido como sea posible al que produce la educación primera, tomando en cuenta la presencia de un habitus previo”. (Bourdieu, 1978: 85)

Lo que podemos observar es una profunda confrontación que da paso, repito, a mecanismos de resistencia, en tanto son respuestas a relaciones de poder. De esa manera, la acción pedagógica deja de concebirse como una acción llana que no encuentra acciones conscientes o de oposición, por lo contrario, se manifiesta en una serie de expresiones de oposición.

A manera de conclusión.
La acción simbólica en cuanto imposición de significados, de cierta forma de ver el mundo, de determinada cultura es en cierta medida cercana a la idea de hegemonía, en cuanto creación de consenso en la medida que la fuerza de la acción simbólica radica precisamente en la posibilidad de cosificar o naturalizar la misma relación de fuerza en la que se instaura la imposición. El resultado es creación de consenso que permite la reproducción de las características de las relaciones de fuerza, propiamente simbólicas; desde la perspectiva gramsciana, la hegemonía tiene como función, precisamente, la presencia en la subjetividad de los subordinados de un estado de cosas legitimado y no cuestionado, aceptando por tanto la dirección política y la estructuración de percepciones y prácticas en función de la cosmovisión del grupo dominante, en este sentido la violencia simbólica tiene el mismo fin.
Por otro lado, la acción pedagógica, mediada por la autoridad pedagógica (legitimación del grupo intelectual de la teoría gramsciana), concretada en el trabajo pedagógico que busca la resocialización primaria, que se puede identificar con la acción pedagógica primaría, que en el planteamiento del problema cobra forma bajo el supuesto de la probable existencia de cierta confrontación con los saberes y estilos de aprendizaje con los que los niños mayas arriban al centro escolar; se muestra como violencia simbólica, en la medida que excluye dichos saberes y pretende, mediante la acción pedagógica secundaria crear un nuevo habitus. Bajo esta perspectiva la violencia simbólica se torna violencia epistémica y cultural.
Si bien, como menciona Bourdieu, “las relaciones de fuerza están en el origen no solamente de acción pedagógica, sino también en el desconocimiento de la verdad objetiva (cosificación) de la acción pedagógica…”(Bourdieu, 1978: 55) este reconocimiento acepta implícitamente la presencia de relaciones de poder y como plantea Giraldo, “… la resistencia no es una sustancia y no es anterior al poder, es coextensiva al poder, tan móvil, tan inventiva y tan productiva como él; existe sólo en acto como despliegue de fuerza, como lucha, como guerra”. (Giraldo, 2006:106).
Es de concluir que a la presencia del poder existe su contraparte que es la resistencia, lo que Martínez Escárcega confirma al considerar que “… todo ejercicio del poder genera un contra-poder que se opone, que se resiste y que entabla combate a la hegemonía del poder. No hay poder sin resistencia”. (Martínez, s/f: 1), ´por tanto, en el inicio, con formas embrionarias de antagonismo que, si se dan las condiciones y los procesos pertinentes son construidos por los sujetos subordinados, se llega a la fase de antagonismo abierto y contrahegemónico, que por su contenido, busca o tiene como horizonte, la autonomía, interpretando a Modonesi en este punto.
Aunque, como señala Giroux, es necesario distinguir entre conductas de oposición y conductas de resistencia, (o también llamada en cierta suerte de teoría neogramscina como actos de contrahegemonia) (ver Giroux, 1992: 137). Las conductas de oposición, señala este autor, así como las subjetividades que las constituyen, son producidas en medio de discursos y valores contradictorios […]”, mientras que las conductas de resistencia “[…] pueden representar y expresar los elementos represivos inscritos por la cultura dominante más que ser un mensaje de protesta en contra de su existencia […] (idem)
En el campo educativo, aclara Martínez,
“…Las conductas de oposición, se refieren a las acciones individuales de rechazo que muestran los estudiantes a las reglas establecidas institucionalmente, fortaleciendo en algunos casos, ideologías fuertemente racistas o sexistas, expresión de la dominación más amplia del sistema social.” (Martínez, s/f: 4)

Mientras las conductas propiamente de resistencia, dice este mismo autor son […] “acciones colectivas que enfrentan al ejercicio del poder y que no sólo se proponen desafiar la lógica escolar dominante, sino que pretenden dar forma a una realidad mejor […] Los actos de resistencia atentan contra el orden establecido, no solo lo combaten de forma continua y tenaz, sino que se mofan de él, lo ridiculizan y lo trastocan simbólicamente como medio para vislumbrar una realidad justa y humana (Martínez, s/f: 4).
Atrayendo esta discusión al tema de investigación que pregunta sobre las formas en las que se relacionan los saberes y estilos de aprendizaje con los saberes y estilos de enseñanza escolares, bajo el entendido de que esta confrontación se expresa fundamentalmente, aunque no exclusivamente, al interior del aula durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, se debe esperar expresiones tanto de oposición como de resistencia por parte de los alumnos, traducidos en comportamientos de oposición y resistencia, razón por lo cual se consideran pertinentes las siguientes preguntas ¿cuáles y cómo son los mecanismos cotidianos utilizados por los actores del hecho educativo, para resistir de manera concreta al ejercicio del poder?, ¿cómo se concretan en los espacios áulicos las prácticas hegemónicas y contra-hegemónicas que hacen posible la reproducción y/o transformación de una determinada formación social? (ver Martínez, s/f: 2)

Finalmente, podemos decir que si bien la teoría de la reproducción de Bourdieu, ligada a ciertos postulados de la teoría Gramsciana en tanto análisis estructural tiende aparentemente a crear una teoría cerrada, encontramos en la consideración de las relaciones de fuerza mantenidas entre los grupos y clases que conforman una formación social, el punto de fuga que nos lleva a considerar las relaciones de poder que de inmediato nos ubica en las nociones de resistencia y antagonismo. Temática de importancia fundamental para comprender otro de los aspectos presentes en la confrontación de dos tradiciones cognitivas, la una representada por los saberes locales y la otra emanada de la forma concreta en la que los maestros implementan las prescripciones derivadas de los planes y programas de estudio nacionales.



BIBLIOGRAFÍA


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MARTÍNEZ ESCÁRCEGA, Rigoberto (2009). Poder y resistencia en la cotidianeidad de la vida escolar. X Congreso Nacional de Investigación Educativa, septiembre de 2009, COMIE.
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PORTANTEIRO, Juan Carlos (1988). Gramsci y la educación. En: Sociología de la educación. Corrientes contemporáneas. Coord. Guillermo González y Carlos Alberto T. Centro de Estudios Educativos A.C. México, D.F. Págs. 191-196



[1] Entendido como “sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispuestas para funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prácticas y representaciones que pueden estar objetivamente adaptadas a su fin  sin suponer la búsqueda consciente de fines…” (Bourdieu, 1994: 96)

Trabajo Integrador: Del Consenso de Washington a las metas 2021, en el camino del desarrollo humano

Introducción.
Este documento  tiene como objetivo presentar una breve visión de conjunto acerca de los distintos factores o lineamientos en materia de política educativa que se han gestado y consensado en reuniones o congresos internacionales en los que participa México y que, pudiera decirse, han sido los parámetros a partir de los que se ha configurado y delineado las principales orientaciones y direcciones del sistema educativo mexicano en las últimas décadas y que la guían cuando menos hasta el primer tercio del presente siglo, atendiendo al documento Metas 2021.
Para explicar el sistema educativo mexicano es necesario analizar los acuerdos internacionales de los que México ha sido participe debido a la estrecha relación que se evidencia entre dichos acuerdos y las reformas realizadas en el sistema educativo. Esta relación entre organismos internacionales y modificaciones y orientaciones del sistema educativo (aplicado en numerosos países latinoamericanos), puede tener múltiples lecturas: las que señalan la evidente dependencia y subordinación de los gobiernos a los directrices de los organismos internacionales vinculado a estos últimos a los países dominantes a nivel internacional, hasta el intento de comprender las reformas o adecuaciones al sistema educativo con la finalidad de propiciar el desarrollo del país a partir de las directrices de la política económica y concepción de desarrollo humano delineado bajo las directrices neoliberales.
Finalmente, la comprensión y explicación de la dinámica contemporánea del sistema educativo mexicano sólo puede ser explicado a partir de las orientaciones provenientes del exterior y –es  necesario mencionarlo-, enmarcándolo al interior del proceso de consolidación de las orientaciones económicas, políticas y sociales de la actual fase  del capitalismo, o si se prefiere términos más asépticos: de la tendencia mundial en términos de la transición a estadios de desarrollo superiores en el marco de la actual sociedad del conocimiento.
El neoliberalismo a la ofensiva o el mundo del capital triunfante.
Si el punto de partida para entender las características de la etapa actual por la que atraviesa el sistema educativo mexicano es conocer el contenido del Consenso de Washington, entonces no queda más que identificar los contenidos de este “Consenso” y derivar de esta las posibles determinaciones existentes.
Pedrajas Herrero informa que el Consenso de Washington de 1990 es el documento que condensa las nuevas orientaciones y concepciones en relación a las teorías del desarrollo que los especialistas han construido desde la aparición de las orientaciones neoliberales en la economía planetaria, este documento –dice la autora-, es “…un conjunto de diez medidas de política económica de corte neoliberal cuyo objetivo no era otro que globalizar el capitalismo triunfante tras la caída del Muro de Berlín…”[1], mientras Calvento sostiene que el Consenso se caracterizaba por ser un conjunto de “recomendaciones” que se daban a los países endeudados, mayormente latinoamericanos, al momento de solicitar renegociaciones de deudas como nuevos préstamos y en consecuencia, era la informa en la que el neoliberalismo se consolidaba en Latinoamérica[2].

En un resumen apretado la naturaleza de las recomendaciones económicas del consenso se centran en los principios esenciales del neoliberalismo, esto es:

·         La primera, el excesivo crecimiento del Estado, del proteccionismo, de la regulación y del peso de las empresas públicas que son numerosas e ineficientes.
·         Y la segunda, el llamado “populismo económico”, consistente en la incapacidad de los gobiernos para controlar tanto el déficit público como las demandas de aumentos salariales del sector público y del sector privado.[3].
Este consenso de Washington asumía además que, una vez que las economías estuvieran estabilizadas, liberalizadas y privatizadas, retomarían la senda del desarrollo, resolviendo así un problema en el que se llevaba ya más de cincuenta años trabajando desde la –ahora despreciada- economía del desarrollo

Pedrajas sostiene que este modelo de desarrollo dejó fuera el tema de la equidad y pronto mostró sus deficiencias, y que para paliar dicha exclusión en 1993 se reformula el Consenso añadiendo “…el punto de vista social, temas relativos a las prioridades en el gasto público, la reforma tributaria o la liberalización financiera. Y Williamson presenta, en estos puntos, la relación entre eficiencia y equidad. [4]
Entonces, es en el consenso de Santiago en donde los especialistas de los organismos internacionales involucrados (FMI, BID) toman medidas para corregir las deficiencias del anterior consenso y “…lograr un auténtico desarrollo humano, integral y democrático en los países subdesarrollados…”[5]
a) La mejora de los niveles de vida (incluyendo educación y sanidad).
b) Un desarrollo sostenible ecológica y políticamente (en el sentido de que las políticas aplicadas puedan resistir las vicisitudes del proceso político).
c) Un desarrollo igualitario.
d) Un desarrollo democrático (incluyendo la participación consciente de los ciudadanos en las decisiones colectivas que les afectan de tantas maneras)

Es en este consenso en donde de manera explícita se aborda el tema de nuestro interés,  la educación, agregándose las temáticas de sanidad,  justicia y seguridad. En torno a la educación se dice que “...es el primer elemento del consenso de Santiago, porque es la llave para abrir la igualdad de oportunidades…[6] de esta manera, el factor educación se torna relevante en la medida que se vincula con las necesidades económicas de crecimiento y desarrollo humano el PNUD hace especial hincapié en la idea de Capital Humano como elemento básico y fundamental del crecimiento económico. De acuerdo a Pedrajas:

“Se habla entonces de la necesidad de contar con el capital humano para el crecimiento económico El capital humano es necesario, pero no suficiente, es un elemento importante dentro del crecimiento económico, pero el “empowerment” va más allá, y el desarrollo de las capacidades es el fruto de múltiples elementos, entre los que uno es el aumento del ingreso y del crecimiento económico, “. El capital humano está compuesto por (las técnicas y) los conocimientos de los que dispone una empresa o una sociedad, lo que ha dado en llamarse “recursos humanos”, se crea mediante cambios en las personas, produciendo habilidades y capacidades que les permiten actuar de formas nuevas…”[7]


Las orientaciones en el campo educativo y la concepción de desarrollo humano.

Desde esta perspectiva es comprensible que los distintos organismos internacionales se dediquen de manera específica a establecer lineamiento generales en torno al tipo de educación que es necesario impulsar en los países latinoamericanos que se considera deben de modificar sus condiciones económicas con la finalidad de impulsar el crecimiento económico.
La preocupación central es entonces en la formación del capital humano, del sujeto concreto que finalmente constituye el eje fundamental de toda economía. Dentro la vicisitudes de la macroeconomía, del desarrollo del modo de producción que ha resultado triunfante en el marco de la historia humana (con el fin de la Guerra Fría) es conveniente por tanto, rediseñar y actualizar los sistemas educativos de los países que se encuentran con un fuerte rezago con respecto a la gran ola del advenimiento de un nuevo orden.
Entonces, en este punto es en el que a partir del análisis y la generalización que resulte de equiparar las condiciones económicas y sociales de los países desfasados (ya no subdesarrollados, en tanto es una terminología en desuso) con respecto a la ola de la modernidad y la modernización es que se construyen nuevas orientaciones y paradigmas en el campo de la educación, que en su aplicación concreta para cada país debe de adecuarse pero siempre teniendo en mente el arribo a determinadas metas que en el tiempo, homologará las características de cada uno de los miembros, formando de esa manera el ciudadano universal o algo así.

Es en este sentido que resulta metodológicamente adecuado revisar y analizar las experiencias exitosas de los sistemas educativos de distintos países como es el caso de Finlandia, en donde los índices de eficacia y eficiencia educativa son sumamente invadeables como resultado de la forma particular en la que se encuentra estructurada el sistema organizacional educativo, definidas las responsabilidades y determinadas las actualizaciones constantes en los distintos agentes del sistema. Se debe de incluir necesariamente lo relativo al currículum diseñado que abarca desde la formación de los aprendices en las ciencias duras como en las humanas y en el conjunto de valores que les permitirán ( a los niños y niñas) integrarse al nuevo y cambiante mundo de la globalización. Y si esto es válido, también lo es el analizar las experiencias en países latinoamericanos en donde el nuevo modelo de desarrollo se instauro de manera temprana (caso Chile y Argentina) destacando los errores y deficiencias presentados con la intensión de no repetirlos, pensando en el caso México.[8]
En el caso México, en el diagnóstico de la situación del sistema educativo se encuentran rezagos provenientes del sistema político económico de antaño, de cuando existía el Estado populista y benefactor heredero de la revolución del siglo pasado. Ese estado que precisamente es reformado a partir de los lineamientos que dicta el neoliberalismo. Ese gran rezago que se convierte en fuerte obstáculo para modificar de lleno el sistema educativo que permita alcanzar las grandes metas planteadas en el documento “Metas 2021” es el sindicato corporativo que por los servicios que presta en el rejuego de los espacios de distribución de poder no es cancelado o superado.[9]
Las metas contenidas el documento referido (Metas 2021) son por sí mismas trascendentales, nadie puede estar en desacuerdo con el carácter inclusivo de ésta, en la universalización de la educación, en recorrer la frontera de la educación básica, en la incorporación de los nuevos paradigmas educativos (competencias), en  la necesidad de formar a los individuos en los valores de la democracia, del respeto a la diversidad, de la justicia, de la solidaridad y por consiguiente en reconocer la necesidad de incorporar los adelantos tecnológicos al proceso de enseñanza aprendizaje con la finalidad de potenciar los alcances de la capacidad cognitiva de los individuos; por tal razón es comprensible que la tarea inmediata y urgente de reconstruir las currículas escolares, aunado al hecho de redefinir los nuevos roles de los distintos agentes participantes en el sistema educativo con la finalidad de alcanzar la calidad educativa.

Como tema paralelo se encuentra la discusión de la privatización o no de la educación, que en el caso de Finlandía parece no ser un tema de debate o preocupación, pero si para los países latinoamericanos que se encuentra socialmente con fuertes contrastes sociales; la discusión parece centrarse si en el hecho de que si las escuelas particulares en detrimento de la pública se encuentra en condiciones de brindar una educación de calidad. El tema parece no incluir un factor esencial, esto es la corrupción, lo que apunta al hecho de que las escuelas públicas parecen, en su afán de ganancia, ofrecer al mejor postor los títulos y grados de acuerdo al nivel de baucher que se les presente, ejemplos hay en buena cantidad.

En conclusión, las orientaciones bajo las cuales se reconfigura actualmente la educación en México, concretadas en la reforma educativa en educación básica parecen tener su fundamento en los compromisos que el Estado Mexicano ha suscrito en las cumbres internacionales, de ellas se deriva la idea de competencias en la educación, los estímulos económicos a los maestros por los índices de excelencia alcanzados durante los cursos que son medidos a través de las pruebas estandarizadas como es la controvertida ENLACE, la oferta de cursos de actualización ofertados al cuerpo docente.
Aunque es conveniente mencionar la presencia de fuertes obstáculos estructurales a los que se enfrenta la reforma producto de inercias y cotos de poder que grupos de maestros han construido en las escuelas, para defender sus privilegios laborales, económicos.



BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.

CALVENTO, Mariana. Profundización de la Pobreza en América Latina, el caso de Argentina: 1995-1999

El "consenso de Washington" paradigma económico del capitalismo triunfante?
http://www.fespinal.com/espinal/realitat/pap/pap46.htm

PEDRAJAS Herrero, Marta. El desarrollo Humano en la economía ética de Amartya Sen, Tesis Doctoral, Universidad de Valencia, Servei, Facultad de Filosofía y CC. Educación, España, 2006.

PERAZA, Armando. Capitulo 3, Un estudio comparativo y la nueva escuela, en: Peraza, Armando, Democracia y Derecho Camino para la calidad educativa, Tesis doctoral, 2009.

Segunda Cumbres de las Américas. Santiago de Chile, Chile April 18-19, 1998
http://www.summit-americas.org/chileplan-spanish.htm




[1] Marta Pedrajas Herrero. El desarrollo Humano en la economía ética de Amartya Sen, Tesis Doctoral, Universidad de Valencia, Servei, Facultad de Filosofía y CC. Educación, España, 2006.
[2] Mariana Calvento. Profundización de la Pobreza en América Latina, el caso de Argentina: 1995-1999
[3] Para mayor información Ver Calvento y Pedrajas Martha.
[4] Pedrajas Op. Cit.
[5] Pedrajas, op. Cit.
[6] J. WOLFENSHON, “Rethinking development-principles, approaches, and projects” p. 60., citado por Pedrajas, Op. Cit.
[7] Pedrajas, Op. Cit.
[8] Ver Armando Peraza. Capitulo 3, Un estudio comparativo y la nueva escuela, en: Peraza, Armando, Democracia y Derecho Camino para la calidad educativa, Tesis doctoral, 2009
[9] Ver Armando Peraza, Capitulo 1, Educación y globalización en México, en: Peraza, Armando, Democracia y Derecho Camino para la calidad educativa, Tesis doctoral, 2009.